miércoles, 24 de abril de 2013

Oye chava en la ENAH

25 anécdotas en 25 años de historia
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Nos juntábamos en las jardineras. Rolaban las guitarras, los bongoes, las quenas o las armónicas. En medio de los edificios de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, el Tolón, el Vampiro, el Neto, Norma Cuellar, el Doc, Arturito, Armando y yo  nos juntábamos a guitarrear.  Podían ser los Beatles, Los Rolling o Los Animals. A veces era Rockdrigo, Trolebús, Arturo Meza o el Tri,  o quizá una canción de alguno de nosotros. Eran fines de los ochenta y la radiodifusoras Espacio 59 y Radio Educación eran los medios para saber que estaba pasando en la escena musical.
Recuerdo los gritos de El Vampiro, mientras estábamos en clase de Metodología con María Luisa Castro. La jardinera que él había elegido para exorcizar sus demonios daba justo debajo de la ventana del salón. Mientras María Luisa nos hablaba de Sócrates, El Vampiro cantaba a todo pulmón su versión  en español de “The house of the rising sun” de Los Animals.  El Vampiro cantaba tipo ópera y se ponía morado después de interpretar varias canciones. Su cabello era negro y quebrado, su frente amplia y su nariz prominente.
También se juntaba con nosotros Luis del Valle quien estaba en el grupo de teatro de la Facultad.  Luis nos propuso hacer la música para la obra de teatro “El  enemigo de clase” que estrenarían en unos meses. Las rolas hablaban de buscar tu camino más allá de la escuela, un poco al estilo de The Wall. Eran personajes outsiders, incomprendidos y así nos sentíamos después de todo,  buscando una identidad como personas y músicos en medio de temas sociales. Ensayábamos en la colonia Portales en la azotea de la casa del Vampiro. Rafa, el hermano de Luis del Valle se sumó a la banda con su batería y alquilábamos los amplificadores para hacer ruido con las guitarras. Yo no tenía guitarra eléctrica entonces, sólo mi guitarra de palo y mi presencia en la banda era más requerida como cantante o corista. Los ensayos terminaban con una fila inmensa de caguamas. Yo en ese tiempo no tomaba ni vino, pero compartía la fiesta y la emoción de sentirme parte de una banda.
Arturito tenía su pelo chino a la mitad de la espalda y siempre estaba sonriendo. Su voz era muy aguda y hablaba muy quedito. Siempre cargaba su guitarra rajada, pero una vez llegó a las jardineras con su guitarra rota. “¿Qué pasó Arturito?”, le preguntamos y nos contó una historia de agandalle y apañón de la tira. Su rola “Zapatos color peyote” nos encantaba. Un día llegó con el pelo rapado con el semblante triste y sin su lira.  Había sufrido otro agandalle pero más rudo. Fue el principio del fin. Después desapareció y meses después alguien nos contó que murió ahogado en las playas de Oaxaca.
Armando tocaba la quena y los bongoes, también la guitarra. Traía la música por dentro, estar en Ciencias Políticas era como un accidente. El nos contactó con Arturo Meza para tomar un curso de música orgánica en la facultad. Tolón había estudiado guitarra clásica con varios maestros y siempre tenía sus uñas largas bien cuidadas.  Su pelo largo y lacio le daba un aire de indio yaqui. Neto escribía unos textos de ciencia ficción increíbles, era la guitarra líder de nuestra banda sin nombre. Su look era más tipo new wave, pelo corto y raya al lado.
“Oye chava” era un texto que traía en mis cuadernos de apuntes de la escuela, al lado de los de historia de México y teoría social.  Los lunes y los miércoles me quedaba de una a tres de la tarde en la facultad a hacer tiempo en lo que iba a mis clases primeras clases de canto con el maestro Roberto. En algún momento de ocio estando en la biblioteca comencé a escribir:
Oye chava tienes ganas de crear mundos justos
 y te das topes con la barda de tu misma casa
ni el temblor la derrumbó
necesitas temblar en tu interior
El terremoto de 85 era un acontecimiento todavía vivo en nuestras memorias, la devastación de la ciudad nos había dejado con el alma apachurrada.  Acababan de pasar las elecciones del 88, era la primera vez que votábamos y teníamos la sensación de que alguien nos había estafado. La canción de Charlie  García “Nos siguen pegando abajo”  que escuchábamos en la radiodifusora Espacio 59 reflejaba nuestro estado de ánimo.
Yo sentía que si quería cambiar la corrupción y la injusticia social tenía que empezar por mí. Nunca milité en algún partido porque sentí que no era mi camino, pero hacer canciones era la manera de compartir con el mundo lo que sentía una joven de 20 años en una de las ciudades más pobladas de la tierra.
En casa terminé la rola y la estrené en un concierto que alguien de la banda sin nombre consiguió en la ENAH. No tocamos como grupo, cada quien se echó unas tres rolas y yo interpreté “Oye chava”. Los compañeros del grupo me la aplaudieron mucho. Recuerdo la cara de asombro del Neto, “está bien chida esa rola, se me hace como de Janis Joplin”, me dijo.
Con el tiempo Tolón entró como guitarrista de Antidoping y grabó varios discos. El Vampiro tuvo varias bandas, una de ellas con el pintor y músico Nacho Alfonso.  Tolón tuvo el mismo destino que Arturito murió ahogado en las playas de Oaxaca hace algunos años. El Vampiro murió atropellado hace más de un lustro. Armando se dedicó a viajar por el mundo con su música y terminó formando una familia en el Reino Unido y viviendo de tocar. De Neto no volví a saber nada. Yo sigo tocando, soy sobreviviente,  vi a Nina Hagen en vivo y entendí  que mientras el cuerpo aguante hay que compartir el canto y las historias.

3 comentarios:

  1. Tere: Buena reseña...y mejor foto, en la explanada del Parque México si no me equivoco... saludos afectuosos: GZ y fam.

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  2. Querida Tere, realmente me hiciste llorar. Te quiero mucho amiga mia por tan buenos momentos, partidos y compartidos esas y mil experiencias mas hacen de ese capitulo de mi vida de los mas entrañables,
    Recuerdo bien el dia que saliste de la biblioteca con tu cuadernito y tu nueva cancion, yo estaba sentado justito afuera de la biblioteca y me la enseñaste (no se si fui el primero que la vio pero lo que si recuerdo y bien, es que originalmente la llamaste "pobre chava" y yo te aconseje que le quitaras el pobre y en ese momento la cambiaste a "oye chava" luego nos despedimos y me quede pensando que esa cancion podia ser un exito. Siempre recordare a los amigos de la banda sin nombre mejor conocida como la banda pacheca... Un beso desde lejanas y frias tierras.

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    1. Que buena anécdota, gracias por compartirla. Una abrazo solidario, amigo.

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